Leyendo el post "Motivación universitaria exterminada por una mala docencia" de Aitor Sánchez García he reflexionado sobre cómo enseño y si las descripciones podría servir a otros.
"Hoy
me ha vuelto a pasar, he agachado la cabeza y simplemente lo he
encajado como otras tantas veces, no tenía ganas de discutir,
probablemente me esté inundando de nuevo la desilusión…
Llevo años intentando engañarme a mí mismo, pienso y me digo mentalmente “son unos pocos docentes”, “no son todos así”
pero ya van muchas veces. De nuevo, hoy, 80 personas se han puesto a
copiar un texto que estaba proyectado en la pared; de forma simultánea
podemos escuchar durante 60 minutos como una voz se limita a leer en voz
alta esas frases, una vez, y otra segunda más despacio.
El rebaño lo copia, y pasamos a la
siguiente diapositivia, los minutos se consumen poco a poco… otra hora
desperdiciada, la oportunidad que nos brinda juntarnos casi 100 personas
con algo de trayectoria en la espalda se esfuma. Un nuevo cartucho
docente desperdiciado. Aburrir en una clase es un crimen.Puedes seguirlo en profesores ancianos
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